domingo, noviembre 14, 2010

Capítulo 14 - El tratamiento del duelo

Del libro: Dolor y sufrimiento





Muchas enfermedades psiquiátricas son la expresión de un duelo patológico, estas incluyen en muchos casos un estado de ansiedad, depresión, histeria e incluso más de un tipo de trastorno de personalidad.

Entre las consecuencias del duelo en la salud, encontramos el duelo enmascarado, el superviviente puede desarrollar síntomas como los que experimentó la persona querida antes de morir. Los médicos que tratan a personas en proceso de duelo, que presentan síntomas somáticos, harían bien solicitando información sobre los síntomas del fallecido y evaluando las posibilidades que el trastorno del paciente esté dentro de esta categoría.

El duelo es una cuestión muy compleja y se experimenta de muchas y variadas maneras, estos principios se pueden aplicar no sólo a las pérdidas debido a la muerte sino a la elaboración del duelo por distintos tipos de pérdidas, un divorcio, una amputación, la pérdida del trabajo y las pérdidas que experimentan las víctimas de la violencia entre otros.

EL APEGO, LAS PÉRDIDAS Y LAS TAREAS DEL DUELO

La teoría del apego de Bowlby nos ofrece una manera de conceptualizar las tendencias de los seres humanos a establecer fuertes lazos emocionales con otras personas y una manera de entender las fuertes reacciones emocionales que se producen cuando dichos lazos se ven amenazados o se rompen. La tesis de Bowlby, es que estos apegos provienen de la necesidad que tenemos de protección y seguridad, se desarrollan a una edad temprana, se dirigen hacia unas pocas personas específicas y tienden a perdurar a lo largo de gran parte del ciclo vital. Establecer apegos con otros seres significativos se considera una conducta normal, no sólo en los niños sino en los adultos. La conducta de apego tiene un valor de supervivencia distinta de la nutrición y la sexual.

Si la meta de la conducta de apego es mantener un lazo afectivo, las situaciones que ponen en peligro este lazo subsisten a ciertas reacciones muy específicas.
Según la tesis de George Engel, la pérdida de un ser amado es psicológicamente tan traumática como herirse, quemarse gravemente en el plano fisiológico. El duelo representa una desviación del estado de salud y bienestar, se necesita un período de tiempo para que la persona en duelo vuelva a un estado de equilibrio similar. Engel ve el proceso de duelo similar al de curación. Se puede restaurar el funcionamiento total o casi total, pero también hay casos de funcionamiento y de curación inadecuados.

Después de sufrir una pérdida hay ciertas tareas que deben realizarse para establecer el equilibrio y completar el proceso de duelo.

DUELO Y DEPRESIÓN

Muchas de las conductas normales en un duelo pueden padecer iguales a las manifestaciones de la depresión.
La depresión o melancolía es una forma patológica de duelo y es muy parecida al duelo normal pero con ciertos rasgos propios, los impulsos de enfado hacia la persona querida de manera ambivalente se dirigen hacia dentro de uno mismo.
Muchas depresiones las producen las pérdidas ya sea inmediata, después de la misma o algún tiempo después cuando el paciente las recuerda. La depresión puede servir también como defensa frente al duelo. Si el enfado se dirige hacia sí mismo, se desvía del fallecido y éste evita que el superviviente se tenga que enfrentar a los sentimientos ambivalentes hacia el fallecido.

Aunque la mayoría de las depresiones en el duelo son transitorias y no requiere atención profesional, existe un reconocimiento creciente de que algunas depresiones, especialmente aquellas que persisten durante el primer año de duelo, son clínicamente significativas.
Se ha usado mucha medicación antidepresiva para tratar pacientes graves cuya depresión persistía mucho en el curso del duelo y no se solucionaba espontáneamente o no respondía a intervenciones interpersonales. Estas eran normalmente personas que tenían una historia de depresión o algún otro tipo de trastorno mental. Se encontró mejoras en los trastornos del sueño y la alimentación, así como una mejoría en el estado de ánimo y en la cognición, esta respuesta sugiere una dimensión biológica de la depresión.

DETERMINANTES DEL DUELO

Aunque la experiencia de duelo está relacionada con el nivel evolutivo y las cuestiones conflictivas que la persona están implicadas, los determinantes más importantes parecen estar dentro de las seis categorías siguientes.



  1. Quién era la persona.


  2. La naturaleza del apego.


  3. El tipo de muerte: natural, accidental, suicidio u homicidio.


  4. Los antecedentes históricos, si ha tenido pérdidas anteriores y como se elaboraron dichos duelos.


  5. Es importante conocer la historia de salud mental previa a la persona.


  6. Es frecuente que aquellas personas que han padecido de depresiones anteriores sufran más elaborando el duelo.
    Las variables de personalidad, la variable incluye edad y el sexo, la inhibición de sentimientos que tiene como maneja la ansiedad, como afronta las situaciones estresantes. Si son personas muy dependientes o han tenido relaciones tempranas complicadas. Las personas diagnosticadas de ciertos trastornos de personalidad pueden pasar momentos difíciles al manejar las pérdidas, especialmente es cierto esto con las personas con trastorno de personalidad borderline o narcisisticas.
    Las variables sociales, la subcultura étnica y social son sólo dos entre muchas, hay formas de enfrentar el duelo en cada cultura y se han de conocer los antecedentes sociales étnicos y religiosos del superviviente.

Otro determinante del duelo es otros tipos de estrés simultáneos, cambios simultáneos y crisis que surgen después de la muerte, incluyendo graves cambios económicos.
Parkes define cuatro fases en el duelo:




  1. Período de insensibilidad que se produce en momentos cercanos a la pérdida, ayuda a desatender el hecho de la pérdida al menos durante un breve período de tiempo.


  2. Fase de anhelo. Se anhela que la persona perdida vuelva y tienda a negar la permanencia de la pérdida. La rabia juega una parte importante en esta fase.


  3. Fase de desorganización y desespero. La persona en duelo encuentra difícil funcionar en su medio.

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