Del libro: Dolor y sufrimiento
El proceso de adaptarse a las pérdidas se aprende a lo largo de toda la vida. Parte de las tareas por cumplir son los pasos prácticos elaborados por escritores e investigadores en el tema. Estos pueden sintetizarse como sigue:
- Tomarse en serio las pequeñas pérdidas dedicando tiempo a mostrar que nos preocupamos por un amigo que se muda lejos de nosotros o vivir la tristeza que sentimos cuando dejamos una casa que se ha quedado grande o pequeña para nuestras necesidades. Nos damos a nosotros mismos la oportunidad para ensayar nuestra adaptación a las pérdidas importantes de nuestra vida, de un modo parecido podemos utilizar la muerte de un simple pececillo de colores como una oportunidad para aprender, instruyendo a los niños sobre el significado de la muerte y su lugar en la vida, preparándoles para futuras pérdidas.
- Tomarse tiempo para sentir. Esto lleva a encontrar algunos momentos para estar solo y sin distracciones, escribir o reflexionar ampliando la comprensión y pudiendo llegar a una sensación de alivio.
- Encontrar formas sanas de descargar el estrés. Como dominarlo a través de la actividad, el ejercicio, el entrenamiento en relajación o la oración.
- Dar sentido a la pérdida. En lugar de intentar quitarnos de la cabeza cualquier pensamiento sobre la pérdida es mejor que nos permitamos obsesionarnos con ella, intentando desterrar las imágenes dolorosas conseguimos darle más poder.
- Confiar en alguien. Las cargas compartidas son menos pesadas, para ello están los amigos, los familiares, los religiosos, los terapeutas, etc.
- Dejar a un lado la necesidad de controlar a los demás. Las otras personas afectadas por la pérdida tienen su propia manera de elaborarlo, no las obliguemos a que se adapten a nuestro camino.
- Ritualizar la pérdida de modo que tenga sentido para nosotros. Si el funeral que se ha celebrado por el fallecimiento de nuestro ser querido no nos ha satisfecho, podemos preparar un acto que satisfaga nuestras necesidades.
- No rechazar el cambio. Las pérdidas de personas y roles que ocupan un papel central en nuestras vidas nos transforman para siempre, lo mejor es abrazar estos cambios.
- Cosechar la experiencia ganada. La pérdida hace que revisemos nuestras prioridades vitales y podemos buscar oportunidades para aplicar lo que nos enseña esta pérdida.
- Centrarse en las propias condiciones religiosas. Podemos utilizar la pérdida como una oportunidad para revisar y renovarlas .
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