Del libro: Dolor y sufrimiento
El duelo complicado, anormal o patológico es la intensificación del duelo al nivel en que la persona está desbordada y recurre a conductas desadaptativas (como por ejemplo, permanecer en estado de duelo por prolongados períodos de tiempo sin salir del estado catastrófico ni modificar su ánimo en ningún momento, vivir como si se estuviera suspendido en el tiempo), permaneciendo en este estado sin avanzar hacia una resolución del mismo. Hay varias maneras de hacer un perfil del duelo complicado, uno de los paradigmas más útiles los describe en cuatro categorías: duelo crónico, duelo retrasado, duelo exagerado, duelo enmascarado.
Duelo crónico
Es aquel que tiene una duración excesiva y nunca llega a una conclusión satisfactoria. Para algunos, el tratamiento requerirá que afronten el hecho de que la persona se ha ido y no volverá nunca. Para otros, puede ser una ayuda aclarar y confrontar los sentimientos confusos y ambivalentes hacia el fallecido. Algunas personas con duelo crónico pueden anhelar una relación que nunca fue pero que podría haber sido. Para aquellos que tenían una relación muy dependiente con el fallecido, parte de la intervención puede consistir en ayudarle a adaptarse a la ausencia del ser querido y a desarrollar sus propias habilidades.
Para los que tienen muchas necesidades de apego la pérdida les hace sentir inseguros e incapaces de elaborarla solos. Un duelo crónico y prolongado requiere que el terapeuta y el cliente evalúen qué tareas no se han resuelto y por qué. La intervención se centra en la resolución de dichas tareas.
Duelo retrasado
Se llaman a veces inhibidos, suprimidos y pospuestos. La persona puede haber tenido una reacción emocional en el momento de la pérdida pero no fue suficiente. En un momento del futuro la persona puede experimentar los síntomas del duelo respecto a una pérdida posterior inmediata, pero la intensidad del duelo parece excesiva. La persona, generalmente, tiene la impresión clara de que la respuesta que experimenta es exagerada respecto a la situación.
Los sentimientos desbordantes que se tienen en el momento de la pérdida pueden hacer que la persona retrase su duelo, esto se produce, por ejemplo, en el caso de una muerte por suicidio. Otro tipo de pérdidas también pueden estimular el duelo retrasado.
Las reacciones retrasadas no sólo se pueden desencadenar con una pérdida sino también viendo a otra persona que ha sufrido una pérdida o viendo una película, la televisión o cualquier otro acontecimiento en un medio de comunicación en que el tema principal sea pérdida.
El duelo complicado, anormal o patológico es la intensificación del duelo al nivel en que la persona está desbordada y recurre a conductas desadaptativas (como por ejemplo, permanecer en estado de duelo por prolongados períodos de tiempo sin salir del estado catastrófico ni modificar su ánimo en ningún momento, vivir como si se estuviera suspendido en el tiempo), permaneciendo en este estado sin avanzar hacia una resolución del mismo. Hay varias maneras de hacer un perfil del duelo complicado, uno de los paradigmas más útiles los describe en cuatro categorías: duelo crónico, duelo retrasado, duelo exagerado, duelo enmascarado.
Duelo crónico
Es aquel que tiene una duración excesiva y nunca llega a una conclusión satisfactoria. Para algunos, el tratamiento requerirá que afronten el hecho de que la persona se ha ido y no volverá nunca. Para otros, puede ser una ayuda aclarar y confrontar los sentimientos confusos y ambivalentes hacia el fallecido. Algunas personas con duelo crónico pueden anhelar una relación que nunca fue pero que podría haber sido. Para aquellos que tenían una relación muy dependiente con el fallecido, parte de la intervención puede consistir en ayudarle a adaptarse a la ausencia del ser querido y a desarrollar sus propias habilidades.
Para los que tienen muchas necesidades de apego la pérdida les hace sentir inseguros e incapaces de elaborarla solos. Un duelo crónico y prolongado requiere que el terapeuta y el cliente evalúen qué tareas no se han resuelto y por qué. La intervención se centra en la resolución de dichas tareas.
Duelo retrasado
Se llaman a veces inhibidos, suprimidos y pospuestos. La persona puede haber tenido una reacción emocional en el momento de la pérdida pero no fue suficiente. En un momento del futuro la persona puede experimentar los síntomas del duelo respecto a una pérdida posterior inmediata, pero la intensidad del duelo parece excesiva. La persona, generalmente, tiene la impresión clara de que la respuesta que experimenta es exagerada respecto a la situación.
Los sentimientos desbordantes que se tienen en el momento de la pérdida pueden hacer que la persona retrase su duelo, esto se produce, por ejemplo, en el caso de una muerte por suicidio. Otro tipo de pérdidas también pueden estimular el duelo retrasado.
Las reacciones retrasadas no sólo se pueden desencadenar con una pérdida sino también viendo a otra persona que ha sufrido una pérdida o viendo una película, la televisión o cualquier otro acontecimiento en un medio de comunicación en que el tema principal sea pérdida.
El duelo exagerado
La persona que experimenta la intensificación de un duelo normal se siente desbordada y recurre a conductas desadaptativas como: la depresión clínica posterior a una pérdida, la ansiedad cuando se experimenta en forma de ataques de pánico o conductas fóbicas, el abuso de alcohol y otras substancias también podrían incluirse en el duelo exagerado.
Hay algunos que sufren una pérdida de naturaleza catastrófica y desarrollan signos y síntomas de trastornos de estrés post-traumático, este trastorno se incluye en el duelo exagerado.
Duelo enmascarado
Las reacciones del duelo enmascarado son interesantes en aquellos pacientes que experimentan síntomas y conductas que les causan dificultades pero no se dan cuenta ni reconocen que están relacionados con la pérdida. Desarrollan síntomas no afectivos o síntomas que se ven como los equivalentes afectivos del duelo.
Aparece de una de las dos maneras siguientes: enmascarado como síntoma físico o a través de algún tipo de conducta aberrante o desadaptativa. Las personas que no se permiten a sí mismas experimentar el duelo directamente pueden desarrollar síntomas médicos similares a los que exhibía el fallecido o algún otro tipo de queja psicosomática.
La persona que experimenta la intensificación de un duelo normal se siente desbordada y recurre a conductas desadaptativas como: la depresión clínica posterior a una pérdida, la ansiedad cuando se experimenta en forma de ataques de pánico o conductas fóbicas, el abuso de alcohol y otras substancias también podrían incluirse en el duelo exagerado.
Hay algunos que sufren una pérdida de naturaleza catastrófica y desarrollan signos y síntomas de trastornos de estrés post-traumático, este trastorno se incluye en el duelo exagerado.
Duelo enmascarado
Las reacciones del duelo enmascarado son interesantes en aquellos pacientes que experimentan síntomas y conductas que les causan dificultades pero no se dan cuenta ni reconocen que están relacionados con la pérdida. Desarrollan síntomas no afectivos o síntomas que se ven como los equivalentes afectivos del duelo.
Aparece de una de las dos maneras siguientes: enmascarado como síntoma físico o a través de algún tipo de conducta aberrante o desadaptativa. Las personas que no se permiten a sí mismas experimentar el duelo directamente pueden desarrollar síntomas médicos similares a los que exhibía el fallecido o algún otro tipo de queja psicosomática.
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